COMO duele la AUSENCIA hoy en mi CORAZÓN:
Viéndome solo frente al espejo de la vida, exactamente como no era Yo antes de conocerte, ahora soy una persona, cada vez, mas mayor y triste, que pensativa rompe eventualmente por el silencio de olvido a llorar como un niño desamparado, por recordar tantos motivos del ayer y que fueron nuestros detalles más queridos por pasión, mirando tus inolvidables y bellos ojos verdes, pidiéndoles solo amor, el mismo que piensa y espera vivir siempre, un hombre al lado de su ser amado...,
La soledad no es buena consejera de cuarto al apagar las luces para intentar dormir un rato y cierro los ojos para conciliar el sueño de los desvelos por la mujer amada, pero en estos días grises de otoño es cuando más te añoro, necesitando tu anhelada presencia, de cuerpo y alma, pero sobre todas las cosas, con todo el corazón abierto, para ser profundamente amado, como jamás lo has sentido, sobre tu pecho desnudo…,
Por este vacío que dejaste al marcharte, sin avisar, la felicidad que descubrí contigo, sacándome de mi lento vivir unos años atrás, fue con tu juventud fulgurante en los brazos, en verdad toda una vida consentida de glorias, al permitirme reflejarme, querido, cada amanecer en tus hermosos ojos glaucos, sintiendo el suave despertar por tus rosados labios en los míos, viendo luego dibujarse lentamente en tu boca por satisfacción esa bella sonrisa de blancas y brillantes perlas, mientras el viento caprichosamente, alborotaba tu largo cabello de oro, vivencias, que aun después de tanto tiempo de tu partida, guardo en la mente como las más preciadas memorias para poder sobrevivir los reiterativos espacios de melancolía, la poca juventud que aun tenia, con la tuya se fue de la mano al marcharte y no volverá nunca jamás con tu sensible presencia, para lograr ser nuevamente vida consentida, una vez más antes de morir, en tus llorados brazos.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 12/01/2011 11:45 AM.