Cada mañana ara el tiempo las manos
que la tierra viste y cosecha el fruto
con el sueño de entregar el producto
y abatir el hambre de sus hermanos.
Labriego vence estos mundos profanos
y riega con tu limpia sangre el huerto
a través de un canal o de un conducto
que lleve a observar nuevos veranos.
Y se vida, aire y alimento puro;
para quienes nacen entre la hiedra.
Se quien convierte al rebaño impuro
o se quien le da vida a una piedra,
pero nunca dejes a un lado el conjuro,
de procrear el fruto de esta tu tierra.