alguien llega como el alba
agitando pañuelos de letargo hueco
sujeta mis sienes con manos de causa
y efecto murmura alguna orden
de la que me considero franco sin aviso
ese alguien turba mi merecido descanso
con urgencia propia de mejor empresa
dice que es hora de levantarse
e integrar la carrera de las apariencias
que al fin de cuentas es lo único seguro
entonces conciente de la mortalidad
que incumbe a cuanto late en vilo
compongo distraídamente otra faz
ingiero algo por no andar vacío
y me dedico a continuar agonizando
entre gente de acero
y espíritus que rondan
negándome caricias o una mano
para salir del atolladero
Arlane