Pies sangrantes
rozando,
las filosas y duras piedras
a la vera del rio.
Ojos secos, sin brillo,
observando la nada,
Bocas de labios marchitos,
cerradas.
Gargantas adoloridas,
en recuerdo,
de recientes horas
de suplicantes gritos.
Corazones agitados.
Huida precipitada,
indefinida, fortuita,
familias dispersas,
incompletas…
frustración, desolación, tristeza.
Conflagración
absurdamente provocada,
extinción de sueños,
de ilusiones, de metas, de deseos…
Fango salpicando el prado verde,
agua putrefacta contaminándolo todo.
El amanecer observa
los cuerpos rígidos
sin dolientes cerca,
…llanto, tristeza, lamentaciones,
arrepentimiento, culpas, soledad.
....a la vera del rio.
Éxodo obligado,
pies desnudos,
sangrantes,
por el extenuente viaje
entre piedras filosas y duras,
a la vera del rio.
Temor maldito, temor desmedido
dolor, hambre, frio, cansancio
manifestados,
como verdad irreparable e ineludible,
en los rostros de humildes ciudadanos,
que desprotegidos
y en total abandono,
una vez arrojados de sus tierras,
despojados inhumanamente
de todo lo querido,
de todo lo alcanzado en años
de arduo trabajo
con su encallecidas manos;
marchan encorvados
cargando en sus espaldas
la desilusión,
la resignación,
la incertidumbre,
el dolor…
y mientras el viento les trae
el olor de sus muertos,
amparados en sus ganas de sobrevivir,
se preguntan en silencio ¿Qué vendrá....?
POR: ANA MARÍA DELGADO P.