un mes de caricias hace
que tus manos dirigían
perentorias
momentos hechos aguja
en el cuadrante calendario
creo que llegué a tu espalda
trepando minutos en bloque
como holograma
sobre la vereda de mil años
yo te frecuento desde los tactos
que solíamos defender
por plazas y carreteras
mientras el ansia de crecer
nos sumaba
pero los abrazos vacíos
indican que erramos
la secuencia
porque encuentro que
tercian caminatas
contemplaciones de arrobo
sin que regresen los días besarnos
ni aquellas ave-segundos remitan
con trinos de amarse hasta el fin
¿cuántas soledades faltarán
para coincidir ambos
en algún cerro atemporal
que a horarios no convoque?