El saber que pudiste hacer algo, cualquier cosa que pudo ser; pero que solo lo dejaste desvanecer como la mayoría de tus sueños tontos; duele más que esa herida que sangra por el mismo error que te lleva a escribir estas palabras, que, más que palabras parecen idioteces sacadas del alma perturbada de un soñador atrapado en un vacío gris, al que ya considera su hogar…