Por un hermoso cerrito
rodeado de bella vegetacion
caminaban dos perritos
uno muy alegre y jugueton
el otro muy hermoso
pero altanero y bravucon.
La naturaleza por designio
les envió un fuerte aguacero
que a los perritos empapo
esa noche de lunas y luceros.
Se vislumbraba en la colina
con frondosos arboles en la entrada
una casa de gente fina
acogedora y muy bien pintada.
El perrito hermoso pero engreído
salio corriendo para entrar
¡por ser de raza yo seré el preferido
ya veras que me van a dejar!.
Al cabo de unos momentos
salio de la casa ladrando
con la cola entre las piernas
como si estuviera peleando.
El perrito flacuchento
debajo de un arbolito
se encontraba titiritando
al verlo le pregunto
que paso, por que vas corriendo?
y el altanero respondió
adentro hay perros bravos
uno casi que me mordió.
El perrito jugueton
después de mucho pensar
decidió buscar abrigo
dentro del bello hogar
Al otro día en la mañana
salio corriendo muy contento
meneando su colita
jugando en todo momento
El altanero pregunto
que le había pasado
el perrito jugando respondió
que al entrar había encontrado
muchos perros alrrededor
pero al mirarlo
movieron todos sus colas
en señal de brindar amor
La moraleja de la historia
se reduce al contarles
que las paredes del lugar
estaban llenas de espejos
y lo que veían al entrar
era su propio reflejo