Alejandro

Días

Los días vibran colgados de un resentimiento,

las baldosas arrugan las verdades que pisamos

tratando de marcar camino,

tratando de matar los rastros.

 

La incandescencia oscura del silencio

nos desnuda la conciencia,

¡no permitan los milagros

exponer mis incoherencias!

 

Los ósculos rosados de vergüenzas,

mis placeres, sus quehaceres,

las quejas, mis quejas, sus quejas,

las vetas del mañana sin pereza.

 

La mueca de nostalgia con sonrisas,

el horizonte orgulloso de sí mismo,

sus quejas, mis quejas, las quejas,

las viejas manías que no me dejan.