Cuánto quisiera besarte y
abrazarme a tu piel y a tu vida
no dejarte escapar ni una sonrisa
y aprisionarte lentamente con caricias,
que no puedas respirar siquiera
que mi voz y mis labios te enloquezcan,
enredarme, confundirme, entre tu cuerpo
y respirar palmo a palmo de tu aliento.
Me gustaría deleitarme con tu aroma,
conocer tus pensamientos más secretos
y empezaría de nuevo en un instante
a beberme la miel de tus silencios.
Y quisiera también si se pudiera,
meterme tan dentro de tu alma
que no hubiera ni una simple duda
de este amor que de darte tengo ganas.