“ La edad no protege del amor. Pero el amor protege de la edad.”
Jeanne Moreau
He llegado otra vez hasta mis versos
-como siempre-, con la simple intención
que a ti te colmen, se adentren en tu alma,
y sepa tu corazón que mi corazón le habla.
Es que estoy encallado aquí en tus playas,
bogando en el mar de tus anhelos,
renacido en los albores de aquel día
en que un aura me impregnara de tu aroma.
Y no sé que fue, aún no lo entiendo,
hubo algo en tus ojos, escondido,
en esa mirada llena de ternura,
que de lejos me dejaba una caricia.
Y me hablaron tus ojos y tus manos,
y me dijeron tantas cosas esa noche,
mientras la luna desplegaba lucideces
y las estrellas jugueteaban con destellos.
De a poco fui juntando en armonía
tu voz, tu sonrisa de esplendores,
la negrura extensa de tu pelo
y tu interior que trasluce su belleza.
De a poco fui cayéndome a tus pies,
y los besé como a pétalos pequeños...
de a mucho nuestros brazos se estrecharon
y así nació nuestro amor, tan simple y puro.
Cómo no habría de decirte, entonces,
-cada día-
que te quiero a pesar de la distancia,
a pesar de todas las murallas y a través
de los zafiros de los cielos.
Cómo no habría de dejar en la poesía
una rosa fragante y armoniosa
que te diga en susurro y al oído
que estás en mí en cada instante.
Ten por seguro que en la espesura
de tus nórdicos bosques, te besará una brisa
hecha poema y en cada flor silvestre en la colina
habrá un TE AMO Y TE AMARÉ POR SIEMPRE.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.