PRIMERA PARTE…
Hoy te escribo esta misiva
con mucho afán y entereza,
como tu eres tan sorpresiva
quise yo hoy darte la sorpresa.
Es una declaración de amor
que tal vez tú no esperabas
pero yo pienso que es mejor
dejar estas cuentas aclaradas.
No sé si estas casada
porque conozco tus admiradores
y a mi no me importa nada
que te hayan declarado sus amores.
Es que ya juntos tanto tiempo
ha hecho que este amor por ti
lo haga de público conocimiento
para que todos sepan que soy feliz.
Quiero contigo casarme
para que así juntos sigamos
y si algún día habré de apartarme,
eso será después que vivamos.
Solo espero que tú aceptes
y le des cabida a mi declaración
aunque haya gente que proteste
por rabia, por celos o mala intención.
Hoy públicamente, declaro sin medida,
y sin ningún tipo de restricción
que estoy enamorado de la VIDA
por que ya le di mi corazón.
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SEGUNDA PARTE…
La vida me dijo: “caballero
yo a todos, les hago caso;
y prefiero que estén solteros
así no sufren de fracasos”.
Súmate al grupo de pretendientes
y sigue enamorado de mi
que yo de manera sonriente
a todos siempre les digo que sí.
Soy la que a todos entiende
porque a ninguno exijo nada…
El cariño ni se compra ni se vende
solo se ofrece y se regala.
Nada de casamiento,
nada de concubinato,
vive el buen momento
brinda levantando el vaso.
Olvídate de matrimoniarme
yo seguiré siendo soltera,
nunca podrás olvidarme
por mucho que lo quisieras.
Y así termina la declaración
de aquel iluso muchacho
donde no hubo aceptación
ni mucho menos, rechazo.
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