Que será del pobre corazón,
poeta lejos de su voz,
del viento y de los besos de su tierra,
lejos de su piel,
de sus labios y de sus piernas.
Que será de su canción,
que será de aquellas nubes,
del camino,
que será de aquellas huellas
del hombre sin destino
si toda la soledad lo devoró,
si se le llenó
su corazón de tristeza
borravino.
Que será de aquel amor,
en libertad, su fruta tierna.
Que será de las revoluciones,
de los hombres sin bandera,
que será de sus emociones
del cielo sin estrellas.
Que será de esos inviernos fríos,
crueles, deshojados,
como amantes sin fronteras.
Que será de la primavera
aquella tinta que de sus manos
amara, volara y floreciera.
Que será de su pasado,
sueños de playas desiertas,
que será de su mirada,
del futuro y las horas inciertas,
Que será de sus fantasmas,
las sombras, que será de la luz,
las madrugadas lilas
y de las noches en tinieblas,
que será de su tumba
cuando el poeta muera.
Que será de su recuerdo
cuando ella lo quiera.