MUJER:
Si puedes con Dios hablar, pregúntale si alguna vez te he dejado de amar a pesar de todo lo vivido y sentido en soledad, cuando no has querido notar mi olvidada presencia al pasar, sin desear voltear un solo instante tu rostro, para ver a quien sufre en silencio, abandonado en la oscuridad, sin ninguna orientación, atado a tenues recuerdos de pasión que fueron motivos de amor por la piel de cuerpos desnudos, siempre sedientos a la espera de sinceras caricias, que fueron vida consentida, con un beso y una flor...,
Dime, si el que sufre sumido en tinieblas con el rostro oculto, observando por la rendija de una ventana, morir los días con las noches en tiempos de amar, no padecerá de sed agonizante en labios resecos, por los espacios reiterativos de desamor, postrado sobre una cama a media luz, yaciendo lentamente en tinieblas, mientras los montes reverdecen y el viento sopla, aires alegres de libertad, acompañado por el cantar claro del ruiseñor, posado en la rama de un frondoso árbol, teniendo como fondillo musical a lo lejos del camino los sonido cristalinos del rio...,
Elige Tú, de qué forma muero Yo, hoy, con la desesperanza presente de verte y no tenerte nunca a mi lado, estrechándote fuerte, muy fuerte contra mi pecho, intentando besar tus ansiados labios de rosa, viendo luego tus hermosos ojos glaucos, abrirse para mirarme, pidiéndome quiero más, porque soy, lo que aun anhelas poseer entre tus brazos, sin soltarlo, cada amanecer al despertar para amarme, sintiendo mi corazón latir junto al tuyo, ya que donde hubo fuego, las cenizas del amor de ayer pueden prevalecer desparramas en el piso, pero solo habría que unirlas, si se quiere, sinceramente, como una razón por existencia.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 16012011 08:00 AM.