al poeta Gabriel del Campo
(en su cuarto aniversario luctuoso)
No tuve más remedio que escribir en el auge
de una desolación distinta, a la que antes conocí,
pude entender tu muerte
como un desprendimiento,
como un adiós austero
del que nunca se fue.
Porque aún aviva el recuerdo prendado
al memorial silente...,que siempre estuvo aquí.
Porque no te moriste
-tus cenizas las siento
como un verso aplazado-
Que quiero concluir.
Nadie se va del todo como una melodía
que aunque ya no resuena -se siente su vibrar-
Eres como aquél verso
que sin concluir su estrofa,
quien conoce su historia
lo puede terminar.
Las hojas de los árboles ya se han desprendido
éstas son lágrimas del tiempo -llorosas de penar-
deploran porque saben
que tu verso es inmenso
de tanto caminar...
Camino que si sabe
tu nombre improvisar
(tu nombre...) Repetido
al tiempo y a la historia.
Tu nombre que ha de ser
por gracia... ¡Inmortal!