A veces... pulverizar
tus labios me convence
que estoy vivo.
me convence...
de tantas madrugadas
de pesadumbre
de insomnio y digno
abatimiento.
de locuras sin deseo
que en el abismo mismo
se detienen a pensar
de que aún siga muerto
de incontables recuerdos
que permanecen ciegos
ante la estatua de tu olvido.
De penurias de amor
libidinoso que cautiva
exento su inocencia
de la burda turbiedad
de tus palabras
que se afligen siendo
mar de alicientes
sobre mares
que atraviesa el abandono.
Aveces... pulverizar
tus labios me convence
que las lágrimas en vano
palidecen por dar paso
a las lágrimas que vienen...