Viene atisbando
sin razón alguna
nefasto y necio
este corazón.
Entre las calles
que no se prestan
entre las calles
que no se alquilan
en los vaivenes
sin dirección...
Viene sediento
a ras de un sueño
bajo la lluvia
bajo el silencio.
Con sus andares
viene sin voz
viene la brisa
trás su consuelo
y su mirada
sin ilusión.
No obstante nada
queda en sus manos
más que incontables
abatimientos
nada aquí queda
nada aquí sobra
más que la duda
o la zozobra
de verte ingenua
sin aflicción...
Te hubiese amado
más que al olvido
más que a la aguda
y llana soledad.
Te hubiese amado
sin ser furtivo
con la mirada
en mi interior
si no existiera
la enfermedad.
Viene escondido
trás sus vestigios
negando al viento
luz y fervor
negando al día
su regocijo
vistiendo adentro
llanto y dolor
nefasto y necio
este corazón...