¿Te acuerdas? Quise con impulso aleve,
Sobre tu pecho colocar mi oído
Y escuchar el dulcísimo latido
Con que tu blando corazón se mueve.
Prendí en mis brazos tu cintura breve
Hundí mi rostro en el caliente nido
De tu seno, que es mármol encendido,
Carne de flores y abrasada nieve.
¡Con que prisa y que fuerza palpitaba
Tu enamorado corazón! Pugnaba
Tu talle en tanto; más con ansia loca,
Bajo la nieve el corazón latía,
Y en su gallarda rebelión quería
Saltar del pecho por besar mi boca.