Me despido de esta escuelita que adoro,
pues mi paso por ella ha culminado;
lo que aprendí en ella, mi mayor tesoro…,
y gracias a ella me he incorporado.
El dejar sus aulas mi mayor hastío…,
pero es preciso avanzar, lo es eminente;
y a pesar de ello también sonrío,
porque puedo altivo levantar mi frente.
Escuelita que enseñanzas distes
profesores que lo explicaron todo;
el despedirme de ustedes es muy triste,
pero lo es preciso no hay otro modo.
Lo que en ella he aprendido será mi diamante,
y aunque la noche arroje su viento inclemente;
con paso firme seguiré adelante,
y el saber estará en mi para siempre.
Mas las despedidas son dolorosas,
aquello no quisiera…, se me va la voz…;
y al no volver mi escuelita hermosa,
¡le dejo el eco de mi triste adiós…!