Culpa la lluvia al ruido
que del techo se desprende
del fracaso que desiende
la soledad y el frío...
Así mismo culpa el viento
a la ventana indecisa
por no cubrir la cornisa
que a lo lejos va vistiendo.
Ocurre hasta en los mares
vacilante va la culpa
unos se quejan de males
otros sin razón alguna
La gente vive quejándose
a Dios la misma calumnia
el desespero ambulante
y la necedad que anuncia...
La culpa sueña y espera
dejar de ser aliciente
de los problemas la suerte
de los hombres la condena.
Un adios falso y naciente
que busca cubrir la pena
y el gozo que ya no pueda
resistir a su semblante.
Pueda la culpa buena
fervor de mar silencioso
del acto pecaminoso
salvaguardar su pena
Al final quien tiene culpa
en la pulcritud se esconde
en la afinidad su nombre
y en el tropiezo se queda.