Amanecimos solos, en este día gigante.
Pero ya no importa, la luna nos vio juntos,
y le habló al mundo de este amor tan grande,
que ha sido tan real, hasta para los difuntos.
El sol de la mañana, hasta nos tiene celos.
Y de la vergüenza pura se esconde tras las nubes.
Ve que un amor así, no hay tampoco en el cielo,
y que un amor así, pues no es una costumbre.
No tiene ojos el día para ver nuestro mundo.
Pues en los enamorados el día ve solo la faz,
y este amor nuestro es tan, pero tan profundo,
que de alcanzar a verlo, ni el sol es capaz.
LEOM KOLMNELA