La busqué en la noche aromada.
En la selva morena de tu cabellera,
Entre luciérnagas lejanas
donde la ilusión se anida.
Me han dicho que la luna
Es como un portón de sueños
que nunca se cierra,
Como tu sonrisa, tus brazos abiertos.
Que allí los poetas, musas e ilusiones
se vuelven diamantes, arpegios y rezos.
No estaba en la noche, la busqué de día.
Hallé sol y nubes, río y camalotes
y escombros de olvidos.
Las almas rastreras desataron risas:
-Eres como un perro que ladra a la luna.
Sentí que la burla no era mas que envidia.
¡Quién renunciaría a como yo quererte!
Te busco y te amo en la noche y el día.
No te tengo, no me miras, no te encuentro.
Pero en la esperanza de mi madrugada
y en la despedida de mi ocaso altivo,
Te arrullo, te guardo, te escondo y te beso.
Llegará una luna en tu cabellera
Cuando yo despierte, en tu pecho, amada.