Recuerdas?
Me dijiste: te has ganado mi corazón.
Te amo tímidamente y con mucho pudor.
Y al mismo tiempo pensabas: estoy mintiendo.
Y esa mentira se rompió como una copa de cristal.
Y creció el torrente de amor que desde hace mucho tiempo
latía incontenible en tu enamorado corazón.
Te amo tímidamente. Mentira.
Me amas apasionadamente, con la fuerza de una tormenta de deseos.
Con mucho pudor. Mentira.
Me amas erguida sobre la rosa de los vientos
desafiando leyes, costumbres y creencias.
Fue entonces, vida mía, que abracé tu cintura como bailando un vals.
Y con mi otro brazo envolví tu cabecita enardecida, y... te besé.
Aquello fue, a escondidas.
Nos escondimos de ese monstruo irracional,
entremetido y sucio que se llama sociedad.
Nos miraron los santos con sus aureolas temblorosas.
Nos arrullaron las fieras que en nuestra sangre dormían.
Saltaron los candados que guardaban la verguenza.
Y se encendieron las luces bajo la pícaras tumbas.
Recuerdas?
Todo era a escondidas, y te en tu boca.
Tus labios parecían espumas derretidas que se perdían bajo el manto de mi boca.
Porqué nos escondíamos, amorcito?
Por la manía de escondernos. Creyendo que era noche el pleno día.
Pero una caricia irremediable nuestro dique desbordó.
Se abrieron las jaulas, volaron tus risas, mordí tus cabellos, bebiste mis aguas.
Gritamos: te amo.
Mientras todos nos miran.
A escondidas, seguiré besando tu boca, querida. Y tu... la mía.