Ya era tarde
La noche oscureció la ciudad
Los faroles se apagaban
Y mi miedo empezaba
La sombra se lo comía todo
Se llevaba los bellos paisajes
Y los convertía en un espantoso panorama
Del cual quería huir
Tenía a mi madre al lado
Tratando de calmarme
Diciéndome lo mismo que cuando era niño
“la oscuridad no hace daño, no temas”
Me abrazaba a mi mismo
Y sentía que no podía escapar
Hasta que la luz regresara
No estaría en paz
No hay escapatoria a la oscuridad
Esta en todos lados
A diferencia de la luz
Que sólo en algunos la encontramos.