Con querer sentir del amor su verdad,
Me atreví en hermosa cruzada andar,
Con pasos lentos pretender alcanzar
A esa no sedentaria felicidad.
Descansando junto a un aguaje fresco
Bajo la sombra de un gran viejo Peral
Cuya savia no se pierde en pedregal
Camina segura, alcanza cada risco.
Con Juventud Madura de lozanía,
Me empecino en encontrar quizá
Aquella musa bella que me quiera
Y conquiste de mis ojos mi alegría.
Y bendiga con sus pasos mi andar,
Al lado mío y no le canse la brecha
Ni le pesen mis ratos de desdicha
Sea mi fuerza y también mi mezquita.
Sea su cuerpo y su alma mis únicos templos,
Donde cada oración por mi piel sea fiel
Y que a cada labio le comulguen cien
Caricias cada noche, cien te quieros.
Musa bendita de mis noches de fuego,
Mujer divina mi devoción te ofrezco
Por consagrarte mi trabajo y mí tiempo
Pronunciarte con mi voz y mi silencio.
Amarte con la tibieza de mi cuerpo
Palmo a palmo en tus curvas dejar
Cada muestra de mi impulso y soñar
El sueño más bello por ti al despertar.