Es un cuerpo místico,
que el viento eleva despacio,
y que obsequia en su paso
una lluvia cálida y suave.
Es un cuerpo trémulo
ataviado de blanco,
conjugado artísticamente,
con negros cabellos largos.
Es el dulce misterio,
de un rostro con ojos cerrados,
complemento perfecto
de ese hermoso cuerpo blanco,
en el que se refugia el viento
y se extasía enamorado,
para proseguir su marcha totalmente fascinado.
Es una boca húmeda matizada de carmín,
cerrada herméticamente
apresando en la garganta,
miles de gritos que duermen
esperando la madrugada.
Es la blancura de un cuerpo,
que se encumbra despacio
hasta tornarse estrella radiante
que alumbra tras los manzanos
a unos amantes furtivos
desesperados por desglosar
caricias y besos,
promesas y sueños rosados.
Ese cuerpo es nenúfar, es orquídea, es rosa, es clavel,
es perla, es rubí, es diamante,
es oro, es plata,
es fuego, es lluvia,
es roca, es algodón,
es una luna llena tiritando en el crepúsculo matutino
es mar que se aviva, que convulsiona, que se aquieta.
Ese cuerpo es música, es sonido,
es letra, es lenguaje, es palabra,
es historia, es presente, es futuro incierto
es color, es movimiento
es vida y muerte,
es noche cálida, es aroma de invierno
es poema, es arte, eres tú,
es mi ser reflejado en tus ojos de cielo.
POR: ANA MARIA DELGADO P.