Cuando estoy por caer derrotada en el laberinto de la soledad, bulles amor, como un universo de mil frentes y súbitamente cercas mis bancos de nieblas rescatándome de mis desastres y desiertos. El insomnio, autopsiando religiosamente la necesidad, intenta alimentarse de nuestras ganas, pero tu caballero de la noche, insular, te desperdicias en placeres de sangre fresca y tinta latiendo, esperas el momento… sabes como llenar de nuevas misivas mis nervios y mis huesos que no llegan a escapar inmune a tu electrizante y desproporcionado despertar, mientras yo aquí… abroquelada en mi silencio y agitada a golpe por el rígido sentimiento, sigo tejiendo avisos que imagino y no logro manejar… Lírica 67 Góngora “Vuela pensamiento y diles “Vuela pensamiento y diles
Vuela pensamiento, y diles
A los ojos que te envío
Que eres mío.
Que ni un distraído murmullo
Te acaricie con su canto
Que nadie sea tu manto
Cuando no tengas mi arrullo
Porque alejado de mi capullo
Habrá siempre amores rapaces
Que lastimen incapaces
Nuestras pasiones de abriles
A los ojos que te envío
Que eres mío”
Cuando comienza o nace
Un deseo de amor ciego
Se enciende un secreto fuego
Que de él esclavo yace
¡Que alguien camino trace!
Entre este amor y su dueño
Satisfaciendo los sueños,
Que esperan en sus atriles.
A los ojos que te envío
Que eres mío”