Es sospechoso para mi corazón tu mirada.
Es inusual que una aurora destelle de tu rostro
cuando choca con mi cara fascinada.
Es a partir de tu sonrisa que pienso en
tu natural belleza, que por instantes es discreta,
pero irónicamente en momentos es un encantador destello.
Eres una flor del atardecer que te vas con el alba
y vuelves a nacer al amanecer.
Pequeña sinfónica de cariños secretos.
Amorosa doncella silenciosa.
Es en estos callados instantes cuando recuerdo
como tus ojos se clavan en los míos,
de esa manera tan apasionada,
ocultando un universo paralelo esos brillantes ojos.
A veces dentro de mí surge el deseo desbordante de buscarte.
El interior se me estremece con la idea de invitarte al amor,
pero tu mirada a veces distraída me causa dudas y no me atrevo.
Callo, hago un grato silencio para no equivocar mi corazón.
Concentro mis energías en aplacar el deseo instantáneo de tenerte.
Pero igual, aquí sigo escribiéndote estos versos impacientes.