LA PASARELA
Aquí empieza la gala del amor,
los lindos corazones muy coquetos
van desfilando por el Arco Iris
que pasarela mágica se ha vuelto.
Hay uno pequeñito y muy torpón
que cada dos por tres está en el suelo,
pero otro muy gordito y generoso
se apresura a animarlo y socorrerlo.
También está la abuela corazona
que se para a escribir hermosos versos,
y su nieta le dice: "Date prisa,
abuelita, que se nos va el abuelo".
Otros dos corazones, pegaditos,
se alejan, apartándose del resto;
tanto tiempo se pasan los dos juntos
que los demás les llaman "los gemelos".
Hay otro corazón muy chiquitito
que se sube a unos zancos gigantescos,
y a todos les resulta muy gracioso
que piense que los otros son pequeños.
Hay unos corazones invisibles
a los que también llaman "los hambrientos";
algunos que los vieron aseguran
que no son invisibles sino negros.
Y marcha un corazón tan diminuto
que a veces se le pisa sin quererlo;
se imagina que viene un huracán
si se levanta una mijita el viento.
Están los corazones con corbatas
que avanzan siempre con semblante serio;
a menudo otros muchos se confunden
y les preguntan: "¿Dónde es el entierro?".
También hay corazones con dos alas
que más que caminar alzan el vuelo;
y muchos que no vuelan se imaginan
que son extraterrestres o extranjeros.
En fin, se acaba aquí la pasarela
donde los corazones son modelos;
modelos, aunque algunos desfilando
no nos vayan dejando un buen ejemplo.
Bueno, amigas y amigos, ya termino,
esperando agradarles con mis versos,
¡Dios les bendiga y deje que desfilen
en esta pasarela mucho tiempo!
Jesús María Bustelo Acevedo