¡Quizás! sea insignificante
Ante la inmensidad del cielo azul
Y más allá;
Aunque no vislumbro formas en el espacio
Mis manos no logran alcanzarlas
Y me siento inútil,
Como sin destino;
Igual que un pergamino olvidado
En algún altar de un ritual catorceno.
Y fuera de una sociedad exánime,
Como aquel que llora la muerte sin conocerla
Y todos siguen el llanto del vivo
Por el que está ausente-
Muerdo cada halito de tristeza
Por el muerto que vive y no existe,
Por el hombre que inmerso
En la putrefacta sociedad
-aun sonríe-
Y me pregunto: ¿Por qué cambiar?
Si a los idiotas nos encanta este mundo
Que todo lo ha de matar