YoKo

El solsticio de un aroma

Mi abuela suele decir que las personas perduran en el aroma que despide su piel, por siempre único.

Al suspirar el viento el hedor de la ausencia,

en esa soledad que colma los espacios

e hiere la esencia de las palabras taciturnas,

nace en mi memoria el retazo de su aroma.

 

 

Es acaso la canela somnolienta de mi pecho

o el guiño de las estrellas por la aurora

que imagino la costa de su cuerpo,

un éxtasis salino, licor de mis pensamientos.

 

-Te amo- susurra el vaho de mi silencio.

porque es perfume negado a mi aliento,

el solsticio inerte de la Antártica de mis besos,

vivos en el sahumerio de mis deseos.

 

¡Qué desdicha es no beber el tacto de su incienso!

Colmar mis sentidos con su filosofía nocturna,

y aromatizar su pupila con mis labios,

ahora mudos, austeros de la cata de un amor.

 

Clavel Rojo

Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados