Aquí estoy, solo para ti.
Sombra y luz. Labios y esqueleto.
Mirada febril e instinto impulsivo me provocas.
¡ Ahí estas tu ¡
Con tu corazón nocturno, y
tus brazos simultáneos
abriendo la nube trashumante, como un velo corredizo.
Con tu rostro de astro,
azul y verde. como la turquesa añil, y
la luna recostada en el valle.
Aquí esta mi exiguo caudal ambulante.
Mi ombligo de cueva pálido como nunca,
a la espera de tu lengua de esponja absorbente.
Músculo único e inagotable, húmedo por todo vértice,
que puebla mi territorio de llanura
y limpia mi telaraña de bostezo.
Sudando sal y sulfato ardiente, enciende el carbón en mis piernas.
Aquí estas tu.
Con tu blanca carne jugosa, tu entraña cardiaca dorada, y
tus dedos de tacto, insaciables.
Con la poesía dibujada en tus labios pronunciantes,
de flecha encendida, quemándome del pecho a la espina, y
dispuesta a ingerirme como un caviar.
Aquí estas, con tu amor de esperanza, y
tu croar de rana Reina soprano
expulsando el canto que arranca mis botones.
¡ Aquí estoy. Aquí estamos ¡
Solos, con las miradas que hablan
entre un millón de voces de multitudes,
con nuestras bocas dentelleando una fragante manzana compacta,
carne y pulpa de cuerpo y sustancia.
Aquí andamos con el amor desinfectado,
camino al celo y a un lecho en cuarentena.
¡ Bendita enfermedad de las venas ¡
Reposo largo para el amor indeformable,
brazos fuertes para el ladrillo del mañana.
Amor simple y desnudo el uno con el otro,
en la cama de lana y piedra del ahora y siempre