ESTAS REFLEXIONES ESTAN DEDICADAS A LA MEMORIA DE MIS COMPATRIOTAS AUSTRALIANOS QUE PERDIERON SUS VIDAS Y LOS MILES SIN HOGAR, A LOS BRAZILEIROS Y A TODOS LOS CIUDADANOS DEL MUNDO AFECTADOS POR LAS DEVASTACIONES DE LA NATURALEZA. UNA VELA DEJO ENCEDIDA.
Madre Natura, la Pacha Mama no es siempre muy maternal, a veces se enoja muy fuerte, como lo hemos visto en las recientes catastróficas inundaciones en el estado australiano de Queensland.
Todo es agua hasta donde la vista alcanza, solo se puede ver algunos tejados con alguna gente de pie o sentada esperando, orando que llegue auxilio.
Los helicópteros rodean sin parar las mares de aguas turbias, tratando rescatar algunos.
El cielo gris plomizo y fúnebre impide suficiente visión.
En muchos lugares los vientos se tornaron tan fuertes que se hace imposible acercarse.
Es muy peligroso y tienen que abandonar el lugar, hasta que la intensidad de los vientos disminuya.
Los ríos desbordados invadieron las tierras con las cosechas, todo esta sumergido.
Arrasadas fueron casas opulentas como casas pobres, a estas alturas no hay diferencia. La aguas se llevan todo, muebles, coches, árboles, vidas etc
Algunos navegan en canoas, barquitos en las calles de la ciudad, de los pueblos transformados en ríos de barro, mugre.
La amplitud de la devastación es espantosa, agobiante.
Mucha gente ya ha sido trasladada a centros de evacuación en zonas altas.
Miles de voluntarios ayudan a buscar y evacuar gente, animales atrapados en sus casas.
Cuando las aguas empezaron a retroceder, una armada de 55.000 voluntarios locales, hicieron colas con cubos y escobas para ayudar a limpiar casas, negocios.
La calidad humana de compasión y bondad están verdaderamente vivas.
Pero ¿por qué hay que esperar golpes de proporciones bíblicas para sacar lo mejor de la gente?.
La inundación nos muestra cuán frágil es la condición humana y cuán estúpida parece en estos momentos la ambición humana.
Aquellos entre nosotros que somos afortunados espectadores de eventos de tan inmensa destrucción, deberíamos reflexionar largamente sobre las bondades que poseemos; esforzarnos dejar de lado las peleas mezquinas que nos parecían tan importantes en el contexto mayor de curso de los acontecimientos que aquejan a nuestros compatriotas australianos.
Todos tenemos un depósito de bondad innata que si se aprovecha de una manera positiva, produce resultados sorprendentes.
El espíritu australiano es un ejemplo saludable de lo que se puede lograr dentro de cada comunidad grande o pequeña.
Merche
22.1.11