Apenas logro verte,
mi mirada no se puede levantar,
observar tus ojos grandes y verdes
a los míos pueden ahogar.
Veo tu mano sujetar
unas caderas que las mías no serán.
No te puedo mirar,
No porque no te pueda equiparar,
Sino porque vergüenza me da
que puedas observar
cuánto amor esta niña pueda guardar.
Pero, tan rápido como un suspiro un pecado fue concebido.
Amarte me ha dolido,
adorarte es un mal entendido,
y seguramente, en otra vida, este desacreditado sentimiento,
será nuevamente sentido.
Somos el uno para el otro,
Tuvimos un antes, y un atormentado desliz por ahora,
Y segura de ello estoy, amor
que un hermoso mañana,
aguarda en la puerta de estos corazones
Febriles por verdaderamente amar.
Por temor una vida sin mí formaste,
Pensaste que mi amor por ti,
era sólo el antojo de una niña acostumbrada a todo poseer.
Malcriada y egoísta me llamaste, y pensaste:
Tú allá con cualquiera puedes estar,
Yo aquí, sólo esta oportunidad se me puede presentar.
Y hoy, que sola me ves
arrepentido estás por no creer
que a pesar de los años y la distancia
yo aún te pueda querer.
Pero me niego a seguir, a seguir profanando el amor,
El bello amor que por ti siento,
El dulce y puro amor
De nuestros desnudos cuerpos
Manifestando por primera vez nuestro especial sentimiento.
Te quiero, te amo,
Pero no puedo soportar
Que seas incapaz de decidir,
Que te niegas a arriesgar
Que no puedas elegir,
Porque si a mi lado has de estar
Es porque conmigo eres feliz.
Y si incapaz para ello eres,
entonces amor,
no mereces todo lo que esta mujer por ti siente.
Así que levanto mi mirada,
Observo tu mano que a esa cadera acompaña,
Y si mi vista con la tuya tropezara,
Créeme que mi amor no te demostrara.
Hasta que tú,
nuestro amor confesaras.