Vestida de palabras minuciosas
para dilapidar otra madrugada.
Con el brandy nocturno
y el cigarrillo en la mano ciega.
Como el bocado perfecto
para amanecer en una boca insomne.
Con el botín de Rilke abordo
eres como la hoja de un cuchillo.
(Sabes que te amé toneladas
y a grandes pasos
en las horas en que me surgías
con el ardor de tu humo en los ojos)
Te basta sonreirme para escarbar
en el silencio donde vivo,
como pájaro en la fruta.
-Déjame ser predicado
crepúsculo
mármol desnudo
limpia llovizna
suspiro tuyo, misil... (Me dices)
Vaya precariedad la de tu oferta.
(Te miro y sonríes de nuevo)
Ahora, cuando el viento entre las hojas
apenas llega deletreando tu nombre de madera
sobre mi cosecha inútil de luz estridente
y en el incienso ya ardido de la noche.
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