Penden amenazantes,
como espada de Damocles ,
en la piedra están escritas
por los sabios sacerdotes.
Proféticas advertencias,
que tienen su fecha tope,
el veintidós de diciembre
del cercano dosmildoce.
Que todo se acabará,
interpretan, agoreros,
y escriben ríos de tinta
los traficantes del miedo.
Yo me rebelo a creerles,
estoy del lado de la vida,
haré mi interpretación
e imaginaré ese día.
Una lluvia de cometas
iluminará el firmamento,
con luces multicolores,
déjenme soñar despierto.
Y que lindo que sería,
que de solo contemplarlos,
el corazón de los hombres
se volviera más humano.