En el despertar de la noche,
empiezan los remolinos de las pasiones a circular,
se liberan las almas en busca de los cuerpos amados,
que de día sonrien de divertida voz,
pero en la complicidad de la noche
se convierten en amor feroz, caricias de dulces miradas,
se encuentran para amarce, sin miedos y tabúes,
se sienten fieramente, pero a la vez delicadamente,
gozando el sentimiento de la comunión,
liberando las tensiones del duro día, sin pensar
solamente tienen las almas el único de fin
de continuar con su festín,
seguir embriagando a los sentidos
con la fusión del amor,
de amarse en cuerpo y alma.