Ese roce de tu cuerpo que
No olvida mi pasión,
Y esa nítida mirada que hasta en mi alma penetró.
Fueron siempre grandes cosas
Que guardadas llevo en mi,
Como el talle de tu idea y
De tu esencia en mi existir.
De ese tacto de tus dedos
Que en mi densidad quedó,
Y que recorriendo mil caminos hasta el cielo residió.
Siempre vivirán presentes
Y unidas a mi eternidad,
Las caricias... tus deseos
Los suspiros y tu entidad.