Del empeño que rodea
ilustre el fuego remoto
del abismo en el que toco
la soledad incandescente
por querer volver a verte
sumado más que a la idea
escribo estos versos rotos
con la tonada ligera.
Congelada está la ausencia
a la vista inagotable
de la mañana confiable
los rayos de un sol naciente
luz de valles y de fuentes
despierta sin voz la esencia
de aquel ser perdurable
en la abatida conciencia.
Lúgubre la alborada
y el ocaso sin tenerte
se desviste luz sonriente
como boca enmudecida
la levedad sin salida
cae honda y agotada
cae sin poder verte
cae excelsa de la nada.
Inclina hasta estos campos
el plegado con tu nombre
a los mares que se esconden
por ver el cielo primero
o aquel sueño venidero
del cual se muerden mis labios
deja que siendo hombre
pueda verte sin presagios.
De los sonetos las veces
que rinde el alma al amor
de los ramos que sin flor
buscan ornar los delirios
los pensamientos más fríos
las ideas que no crecen
y los labios sin rubor
que en soledad desfallecen.
Déjame volver a verte
sin que la lámpara emprenda
vislumbrarse ante la ofrenda
del sentimiento que añoro
techo de cieno y oro
techo adverso que desprende
los recuerdos que me enferman
al volver y no tenerte.
Ensoñadora la suerte
del pecho que gimotea
lágrimas/mar que gotea
del inmenso sufrimiento
al poder sentir lo cierto
lo que ahonda si se siente
lo que recibe sin pena
la vida de un disidente.