HISTORIA DE UN MINERO (Cuento)
Un minero llamado Jeremías Teodoro, alegre trabajaba en una mina de oro.
Cada mañana al salir de su casa le decía a su esposa Josefina…Adiós, voy a la mina.
Allá laboraba con sus compañeros, pues todos ellos eran mineros.
Buscando el oro en pepitas, trabajaba Jeremías y al termina su jornada regresaba a su casita.
Y al caer cada tarde, cuando la jornada termina, le decía a sus compañeros… Adiós, voy a la mina.
Esa era siempre la despedida que hacía Jeremías, a su esposa josefina y a los compañeros de mina.
Un día un curioso de los que nunca falta, quiso conocer la razón de manera muy exacta
Y al ser interrogado, el orgulloso minero, contesto con alegría y también con esmero…
Extraigo minerales de un yacimiento, ese es el trabajo donde dejo mi esfuerzo...
Eso ni hace falta que lo diga... Eso, señores, es una mina.
En casa tengo un tesoro de incalculable valor, ese vale más que el oro, lo digo de corazón…
Y es que mis hijos y mi esposa Josefina, son para mí, la más bella mina.
Y así el minero Jeremías Teodoro, vivió su vida entre dos minas de oro.
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LA SERPIENTE VENENOSA(Fábula)
No puedo dominar el panorama
soy sólo un animal rastrero
y como no tengo alas
no nací para disfrutar el vuelo.
Yo naci fue para el suelo
como te habrás dado cuenta
y es mi arma el veneno
para cobrar las afrentas.
Soy la serpiente venenosa
que anda con tal sigilo,
la vida dificultosa
a través de tantos siglos.
Soy nada más un ofidio
que entre la fauna he de estar
sufriendo el bíblico castigo
por incitar a pecar.
Mi historia es tan oscura
y de tristezas me lleno
por eso mi alma inocula
lo mortal de mi veneno.
Cuantas serpientes figuradas
deambulando van por la vida,
que después de ser pisadas
disfrutan dando mordidas.
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OTRA DECLARACIÓN DE AMOR
He venido a declararte
eso que tú ya sabes
pues me dejaste sangrante
con el filo de tu sable
Vengo a decirte eso mismo
que tantas veces me insinuaste
y que por orgullo o cinismo
tantas veces te guardaste.
Quieres hacerme creer
que soy yo el declarante
y que tú sin nada saber
me miras tan expectante.
Quiero que sepas que no…
¡Que lo he adivinado!
Que si hoy he venido yo
es porque ya tú te has declarado.
No critiques si mi voz tiembla,
cuando intento abordarte,
tú tenías la mirada inquieta
cuando estuviste en el trance.
Por eso no tengo reparos
para este amor yo mostrarte,
porque si hoy yo me declaro…
Tú en silencio, ya te declaraste.
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