Franklin Sandi

Romanza para una señorita

 

Nací cuando tú eras solo la semilla

de una promesa entera.

 

Flotabas, quizás

reflejabas la espalda de un planeta de agua.

 

No habías mordido la pulpa de algún beso

ni abrazado esculturas pulidas por el viento.

 

No sabías de velos y cascadas

eras solo el suspiro de una fragua en calma.

 

Quiero decir con esto que no estabas

cuando las gotas del tiempo sufrían en mis yemas

 

y azorado miraba las estrellas

mientras titilabas barcos de papel encendido.

 

Ahora, los dos

goteamos un milagro en estas horas nuevas

 

y nos humedecemos juntos en la tierra mojada.

 

Luego

más luego que tú, yo seré lo que tú has sido:

 

tú mirarás las estrellas desde abajo

 

yo seré un reflejo en las luces del cielo

solo el recuerdo de una jaula rota.

 

Y daremos otra vez la vuelta al reloj de arena.