(esperar 55 segundos de la música para leer el poema)
Sin nada regresaste a mi vida
arrastrando este peso sentido
por toda tu alma desfallecida
marcando pasos desvanecidos.
Delicado, casi de un color mudo,
que no brillaba como ningún día.
Tus fuerzas arrepentidas en nudo
de llanto se mostraban divididas.
Al rozar mis manos por tu cara
se esfumaron así las nubes tristes
del azul de tus pupilas con ganas
de empezar algo que no sentiste.
Si pudiera dar el cielo y la tierra
a tu corazón, ya lo hubiera hecho,
pero como solo soy de madera
deberás sacar de mi provecho.
Tu cuerpo aún se mantiene vivo
por más que ahora seas grande;
mis aventuras vividas de todo tipo
hicieron a tu valiente semblante.
Te diste cuenta que tu infancia
no se había muerto, solo dormía;
fue allí donde sacaste militancia
por el sueño que mañana llegaría.
Lágrimas de felicidad maduradas
limpiaron junto a mí tu presente
pues la utopía de nuevas pisadas
te las pudo dar este viejo juguete.
Vito Angeli