He mantenido de cierta forma pasiva mi deseo de resucitarte cada instante, y he dibujado mil horizontes unas tres horas al día, también mi rostro se ha pintado de unas estimulantes alegrías, y de nueva cuenta una hora de insolubles lágrimas en mi vida.
He caminado mutilando mi sentir, mis pasos se han tornado de diferente peso y mis labios, pobres labios; he tomado cinco horas en pensarte y cuatro en intentar borrarte, pero no me son suficientes.
Al día puedo dedicarte horas, nada realmente interesante como utilizarlas para olvidarte, tres, nueve, quince; ninguna suma de horas que me limite a recordarte y he comenzado a preocuparme, a preguntarme ¿Cuántas horas al día mas, he de dedicarte?, la respuesta vendrá sin el o con el.
He de endurecer mis horas y evitar que penetres cual sombra, enmudecer, reinventar historias, vivir al instante, pues no llevo el recuento de tus horas hacia mi.
¿Cuántas horas al día? para poder renunciarte o para volver a abrazarte.