Con impertérrita actitud
y acérrima voluntad
no te dejaste avasallar
por la inevitable condición.
El físico impedimento
no coartó tu libertad
al contrario, tus sentimientos,
comenzaron a despertar.
Paulatinamente fuiste
observando el mundo real
denodado, en buen talante,
valoraste tu pulsar.
Van ideas inexorables
de vivir el día mejor
y a tu páramo perenne
tu te avezas, con razón.
Y, no sientes fenecer
hoy que Dios brindó segunda
aunque otra variedad
nada hará que tú te hundas.
Copyright©2011 Rocío Vega-Ponce