“Por mi amigo que está preso
porque ha dicho lo que piensa…
Yo te nombro Libertad…”
(Isabel Aldunate)
Hoy, al igual que ayer,
también hay unas palabras
encerradas entre unas rejas,
unas mariposas que no pueden volar,
unas flores que no podemos oler,
unas palomas blancas con la tristeza
grabándose con tinta en la piel
en cada nuevo anochecer…
Hoy, al igual que ayer,
hombres y mujeres de bien,
de cualquier raza, de cualquier condición
una condena cumplen en cualquier lugar..
¿Su delito? … ¡Su delito!...
Todo su delito fue
solamente el pensar
y, tras luchar contra sí mismos,
el no poder callar después.
Hoy, al igual que ayer,
las conciencias están intactas,
las palabras presas en sus pechos,
la eterna pregunta golpeando,
debatiéndose en los muy adentros:
“¿Por qué?... ¿por qué?... ¿por qué?...”
repitiéndose como un eco…,
doliendo incesante en la sien.
Hoy, al igual que ayer,
sí, de ayer y del ayer del anteayer,
y probablemente,… y posiblemente
desde el principio de los tiempos,
repetido coro a una sola voz:
“Solidaridad… Fraternidad… Libertad…”
¡Cuánta palabra hueca
cuando gobierna la sinrazón!
Hoy, al igual que ayer,
cuando el hombre no quiere ser hombre,
cuando la poesía le quema en sus manos,
cuando se siente más que un dios creador,
cuando el único sonido que se oye
es un grito de “ordeno y mando”,
reaparece entonces cada noche
como ángel exterminador.
Hoy, al igual que ayer,
cuando miro a lo lejos
o cuando cerca yo observo …
Hoy, al igual que ayer,
también hay unas palabras
encerradas en un papel…