Antonia Ceada Acevedo

Pequeña

Qué pequeña soy

ante la impavidez  de no saber de ti

Y seguir esperándote…

 

Que diminuta  soy

en la orilla de las divinas aguas

donde la severa soledad

danza sobre la  orfandad

de mis entrañas  de mar.

 

Que insignificante  es mi bote

ante la gris guerra del corazón

que siempre pierde las batallas…

 

Que reducida  es esta ventana

donde ya no canta el aire cantor

Y si la lluvia de la muerta sabe entrar.

Se filtra quieto el silencio de las olas

 

Y  late tan lejos la  mar…

En  mi cuerpo un segador

arraso con  los tulipanes

de la tierra de la nada,

porque eso fui ..nada

 

 Y que minúscula soy

cuando el fin de  los sueños llega

Y el mal me envuelve tan temprano

vestido de amor y  cerrando  sus alas.

 

Venid y mirar cómo se helaron las noches

Y el miedo aparece desnudo

entre la historia de aquellos ojos de piedra

Donde  plante mi fe.

 

Venid y regocijarse

Sobre mi pequeñez.

 Ya no soy la vigorosa  labriega

que sembraba estrellas

en la seda de cualquier mirada.

 

Antonia Ceada Acevedo©