Habana,
desde la distancia miro tu multitud
desde otra multitud
cerceno la añoranza
que me cerca y me levanto
en otra piel, otra textura
otros ríos por las calles
otros bares,
ocupados y llenos
del mismo hastío
disfrazado de otra melancolía.
Habana, linda, hermosa
te idolatro en mi mente
poblada de bellezas
que no disfrutan
tanta gente,
mejor otra gente
menos comprometida
con levantar el muro
de la despedida.
Habana,
de modas te despeinas
de perlas y olor a playa
de manos y de heridas,
el concreto y el vidrio
no ensuciarán tu historia
ni taparán los huecos
que menos importan
en un barrio cualquiera
que ve nacer hasta ese día
una lágrima viva
un ejército que canta
y pone en cada mejilla tuya
como un niño mimado
un beso enamorado.
Habana,
pálida y traslúcida
todos los posters del mundo
de ti dicen lo mismo:
malecón, playas
negras prostituidas.
Los que te quieren bien
sabemos que es mentira
que solo te denigran
del lado de un muro unos
y otros de vuestro lado,
están los que se fueron
lejos de tus heridas,
ay Habana que desde lejos titilas
cuantos daríamos todo
por sentarnos un rato
en aquel muro sucio
que antaño denigramos.