Sobre toda la tierra, nefastos han llegado
Esos idus de marzo, pero aún no se han ido.
Tu sangre es el río que por siempre has cruzado.
La sombra que hoy nos cubre fue tu cuerpo caído.
El aire que venciste fue viento despiadado.
Hasta el fin de los tiempos la muerte te ha ungido.
Siguen firmes tus huellas por donde has pasado.
No se gana la gloria si nos guarda el olvido.
Fue tu eterna conquista, la mayor e importante.
Fue muerte necesaria para honrar al destino.
Que triunfo mereciera victoria semejante.
Cuanto más hombre fuiste, más de dios tu semblante.
Quien podrá detenerte, por mitad del camino,
Si cambiar todo el mundo para ti no es bastante…