Doblezero

DOS CARAS

 

 

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Donde la luna ahuyentaba a la brisa
hierba y luces correteaban al alba
y respiraba en un cielo de malvas
un niño campestre entre las melisas.

Donde la puerta escondía las prisas,
las calles estruendos y contrasalvas,
enjaulaba canarios y collalbas
un niño urbano sobre su cornisa.

Pedro duerme en los saltos de la ardilla
mientras la fábula de lunas pasa
su tumulto de pinos en la huida,

pero otro pedro en la décima planta
largos sueños diurnos pierde y fija
en el cemento de sus noches galgas.

 

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