A mi Karla Gabriela
Mi caballeresca palomita
diminutas manos me detienen
cuando del sueño ebrio
despejo la utopía de tenerte,
fuerte sé, viva y entera
y crece crece,
porque de enanos
lleno el mundo languidece,
caemos una y otra vez...
y tu me levantas
con tus risos despeinados
y tu sonrisa pura,
tú me levantas.
Paloma presa a mi libertad
los muros no se ven
pero a la puerta están infranqueables
los muros de lenguas
ideologías, guerras y paces.
Juro que no serán suficientes,
otra vez te oiré reír,
cantar, llorar
y será el llanto más hermoso
y me quedaré así para siempre
hasta tu infinita desnudez
sensata y diferente,
a tus alas pegado,
flotando, manitas
hasta que vuelva a caer
y sin saberlo me alces
con manos pequeñas
y besos de gigantes,
Gabriela.