Hay quienes fuman y leen...
en los sótanos o en los áticos
consumiendo palabras
revueltas con humo
palabras que ladran
como golpes secos
en la garganta.
Algunas separan las páginas
con clavos sin saber que allí
después de mucho tiempo
quedan las palabras oxidadas.
Otras sin embargo enmarcan
oraciones que detienen el latido del alma
al rédito que el corazón
abraza sin memoria.
Existen aquellas que la derrota
las obliga a seguir
marcando páginas
y envolviendo el alma
entre mundos pasajeros
paisajes fantásticos
entre novelas y cuentos urbanos
que cambian de calle y de cielo.
Unas se niegan a visitar preludios
por la esacasez del tiempo
o la imediatez de la cual
visten los epílogos.
Hay muchas que se prestan
a diafanas discusiones
sin otorgar silencio
al umbral que designa sus elogios.
Palabras y más palabras
que se mezclan al nacer
como las gotas que desprenden
de los tejados.
Pocas cavilan las hazañas
en epocas de invierno y verano
se muestran atrayentes cuando
permanecen sueltas
o ajenas a dueños memorables...
Hay palabras oxidadas
por la indiferencia de los delatores
o por que nunca se nombran
en las advertencias
y eucaristias.
Hay palabras oxidadas
por la ebriedad de los escritores
que confunden el alma
con el mejor de los cócteles.
palabras oxidadas
que enmarcan
los bordes de las hojas secas
y entre multitudes
se camuflan
como flores.